domingo, 6 de diciembre de 2015

Los Nietos. Microrrelato.

Cuando la abuelita murió, los nietos se encargaron de vaciar la casa antes de que llegaran los tasadores a poner un precio de venta que conviniera a todos los herederos.

Fue una tarea fácil: todo a la basura. La ropa, las cortinas, los muebles pequeños y las plantas secas. Para los trastos más grandes —electrodomésticos, sillones, armarios, colchones y cabeceros— una familia de chatarreros gitanos con su furgoneta renqueante.

Ni una duda, ni un ápice de nostalgia o de inquietud por la posible valía de aquellos enseres.

Nadie se planteó que alguna de esas macetas secas pudiera albergar aún un rastro de vida, o que de esas telas con aroma a naftalina fuera posible sacar un nuevo patrón con aire vintage. Y nadie  imaginó que aquel palo tieso del tiesto desportillado pudiera ser en realidad una maravillosa orquídea rosa y blanca, que sólo necesitaba un poco de agua, un poco de luz y un poco de música de Bach para recuperar su esplendor.

3 comentarios:

  1. Refleja con realismo y dulzura el egoismo de la condición humana.

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  2. ¡Qué triste! E igualmente cierto. Cómo desbaratar una vida en un momento. Solo espero que la orquídea aflore en alguna parte y al menos, haga las delicias de algún vertedero.
    Felicidades, Nuria, un gran escrito. Bss.

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